domingo, 28 de abril de 2013

Capítulo 7:



Capítulo 7

La voz de Dae al borde del colapsó obstruyó la paz y   silencio de la sala casi inhabitada. El castaño miró al moreno, después a la recepcionista esperando una respuesta, no la hubo, no quería que la hubiera.  Con los ojos casi desorbitados & el temblorin cuerpo que había adquirido se dejó caer al suelo enterrando las rodillas sobre el solido concreto. Se apoyó con sus manos y con la cabeza entre sus hombros dejó caer con lentitud las primeras lagrimas. Ri lo miraba con dolor e impotencia, Bae cerró un puño con tal fuerza que su  mano comenzó a tomar un color morado.

-Pueden…recoger sus pertenencias e ir a identificar el cuerpo…en el piso de abajo- dijo con toda la pena del mundo la pelinegra quien mantenía la mirada baja.

Dae no aguantó & dejó caerse completamente sobre donde estaba desbordándose ante tales frases ya casi extintas en el aire.

                                                                                    -O-

-Ya a  pasado lo peor….-la voz de un hombre mayor a compasada del sonidito molesto que suele hacer aquel aparato que mide el ritmo cardiaco destensó a la doctora de cabellos negros.

Los asistentes y médicos  dentro del cuarto, por primera vez en casi 2  horas desde la atención y tratamiento que habían dado al paciente pudieron respirar. Se miraron entre sí y poco a poco fueron desfilando hacía la salida del cuarto 04B dejando solos al Doctor Lee con la doctora Kwon. Ella permanecía frente a la cama casi rocosa e incomoda donde un inconsciente y débil T.O.P descansaba perdido en sueños. Su cuerpo casi inerte era encadenado a miles de aparatos mecánicos que sostenían su  vida en un leve hilo flojo, mientras que  era cubierto con vendajes y más de 5 cables; su cara tenía una venda tapando su cabeza, moretones, uno que otro rasguño y en su boca y nariz la típica mascarilla que proporcionaba oxigeno.    

El señor ya canoso y mayor posó una mano sobre el hombro de la chica mostrándole su apoyo.

-Deberías salir, despejar tu mente. Él esta estable-Dijo encaminándose a la salida.-Recuerda que esto no debe ir más allá de lo profesional. Es un paciente más.
Se esfumó.

                                                                             -O-

El pasillo estaba desierto, sin nadie ni nada, pronto, un característico sonido a los tacones de unas zapatillas retumbaron en el asfalto.

-habitación… 0…4..,.-leía  con dificultad una enfermera. El flequillo de una incómoda y oscura peluca tapa sus rasgados ojos impidiendo así la vista a un trozo de papel doblado.

La ya cansada “enfermera” comenzaba a desesperarse. Había subido tres pisos en busca del dichoso cuarto y con aquellos tacones, la peluca molesta, esa bata blanca y un tapa bocas Hacían que su  búsqueda se   hiciera más pesada y odiosa.

-¿Dónde…?-suspiró cansada.

                                                                             -O-

El sonido del mar…era interrumpido constantemente por el molesto “pii pii pii” que marcaba el ritmo del corazón del paciente.

-¿Lo oyes?...El Mar…-La doctora sostenía su celular cerca de la cabeza de un pelinegro.

El aparato emitía el sonido típico de las olas del mar, al parecer era una grabación y a lo lejos, en la misma reproducción, las risas de unos adolescentes se oían vagamente. La mujer comenzó a llorar en silencio, dejo de darle Play al celular y, el mismo ya no sintonizó aquel relajante sonido ambiental.

Lentamente y con dureza,  ella dejó de emitir lágrimas. Se dio la vuelta dándole la espalda a él y comenzó a caminar casi involuntariamente en dirección a la salida/ entrada de aquella habitación.

No dijo nada, no podía.

A fuera en el mismo pasillo CL caminaba tratando de apaciguar el escandaloso sonido de sus tacones. Pasos, murmullos & una que otra carcajada la alteraron, su andar se detuvo, quedó inmóvil. Estaba atrapada, ¡NO! Peor que eso si la descubrían! No había de otra, dejó el miedo y siguió caminado, con tranquilidad, llena de confianza ¡ESO SÍ! Con la cabeza abajo.

-UFF- suspiró cuando el peligro había pasado.

Los  5 médicos habían pasado de largo sin notar nada. Su ama volvió en Sí.
-0..4..B-musitó con felicidad a leer el número de la habitación donde se encontraba parada.

Dudó…

Su mano no respondían las ordenes que  su cerebro le daban, el picaporte se le resbalaba sobre sus dedos debido a sudor de su palma y lo inesperable sucedió.

-Estarás bien…-una voz acuosa sonó detrás de la puerta de madera blanca.

El corazón se le salió. Quedó en blanco y con la mano fija sobre el picaporte ya girado a la mitad.

--Chae Rin…

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