Capítulo 4:
Mi corazón se aceleró al ver como la
ventanilla polarizada comenzaba a bajar
lentamente. Una idea vino a mi mente, enseguida de un pensamiento de desagrado
y dolor. Quería olvidarlo… y hacerle sentir lo mismo que él y la pelirroja
habían causado en mi, ese era mi plan… y esta era mi oportunidad.
- ¿GD?...- se oyó decir desde el otro extremo de la
calle, donde aquel auto azul eléctrico se encontraba estacionado con la ventana
abierta, proporcionándole al propietario una perfecta vista.
Al estar ahí, sintiendo la presión y el dolor al traerle su
mente el recuerdo de aquella imagen donde el pelinegro “besaba” a Bom se
decidió a hacerlo.
La rubia, quien estaba a unos pasos delante de él, se
detuvo al no oír los pasos de su acompañante. Se giró y camino hasta donde GD se encontraba inmóvil y con una expresión
completamente distinta a la que usualmente poseía, ya que su sonrisa era
característica de aquel pelirrojo, pero esta vez, en sus facetas no había esa
alegría ni picardía, en lugar de eso era como si su cara estuviese en blanco
sin una emoción definida.
CL, lo miró y al estar a centímetros de su rostro, GD
acortó la distancia con aquello que su mente deseaba que hiciera por venganza a
lo que había sufrido.
Sí, la había besado.
Mi corazón estaba destrozado y lo único que
quería en ese momento era ver que el sufriera lo mismo que yo. Y así sería. En
ese instante estaba yo junto con la rubia, tomándola de la cintura y posando
mis labios sobre los suyos de una manera brusca y sin sentimiento, tenía los
ojos fuertemente cerrados imaginándome cualquier cosa, menos lo que hacía.
Quise hacerlo lo más real que pudiera, así
que alargué el tiempo junto a ella, pero… al oír el crujir del motor de aquel
auto deportivo me separé de golpe. Volteé para donde hace poco estaba él y lo
único que encontré fue un rastro de humo que seguramente provenía del escape
del automóvil que el rapero conducía. Busqué con la mirada, de un lado a otro y
no lo ayeé, sólo quedaba la estela de humo.
Arremetí contra el pavimento soltando un
zapatazo y con suma fuerza cerré los puños encajando mis uñas sobre mi palma,
casi llegando a incrustarlas y sangrarme, me detuve, abrí mis manos y mordí mi
labio inferior al tiempo que ladeaba mi rostro
y cerraba los ojos impidiéndome llorar.
-Estúpido…- susurré con la voz entrecortada.
-Mi Dragoncitoo!- Gritó emocionada la líder
de 2ne1 casi al mismo tiempo en que corría a abrazarme.
-O-
-¡Te digo que
no¡- hablaba Daesun desde el interior
de su habitación.
-Sólo una vez más- rogaba su acompañante
mientras se posicionaba al ver que él asentía cansado.
Dae tenía una cara de fastidio y cansancio
pero frente a Ri le era imposible negarse. Poso sus manos con fuerza sobre un
costado de la mesa que estaba a un lado suyo, cerró los ojos al tiempo que
pasaba saliva y esperaba que Seun se
posicionara.
-Aaa! Un poco más…- decía el pelinegro
mientras parecía empujarse sobre algo.
-….ufff- se quejaba Dae –Yaaa! No aguanto
más.
-ummm…. Un… poco más-
-Aquí…ya.. no puedo..-
-Listoo!- gritó el pandita separándose de la
mesa.
Dae cayó rendido sobre el suelo. ¡Por fin!
Después de casi una hora y media moviendo de lugar algunos muebles para la
nueva decoración de su habitación habían
terminado de mover la última mesa, ya que después de haber llegado del cine a
Seun se le ocurrió la gran idea de remodelar el cuarto de Dae.
Al ver que Ri sonreía orgulloso de su gran
trabajo decorando aquel lugar Daesun quedó hipnotizado por su sonrisa y se
quedó mirándolo con felicidad que causo sacar una sonrisa sobre sus labios,
pues él mismo había pensado que si su pandita era feliz él también lo sería a
pesar de la circunstancia en la que se encontrará.
-O-
T.O.P corría entre las calles sobre su
deportivo, haciendo gruñir el motor de la fuerza y velocidad que llevaba,
incluso estuvo a punto de atropellar a más de una persona, ya que en ese
momento las calles estaban infestadas de personas y, por supuesto las calles de Seúl no eran el
mejor lugar para ir a esa velocidad y menos con el genio que se cargaba.
El pelinegro estaba tan encabronado por lo
que acababa de ver y es que era de esperarse.
Después de estar con Bom en aquel parque
donde solía ir junto con el pelirrojo, se había decidido a dejar de esconder
aquel sentimiento que hace poco lo había asaltado aquella noche de verano
mientras descansaba en un hotel en Japón. Cuando al quedarse en la misma
habitación y al solo contar con una cama durmieron juntos por primera vez.
Sí, era verdad que en casa dormían en la
misma habitación pero en diferentes camas, pero desde entonces nunca el
pelinegro lo había mirado de esa forma.
Ladeó el rostro con fuerza alejando aquellos
pensamientos sobre su compañero y mejor amigo. Se sentía decepcionado y, aunque
lo negara también se sentía…¿triste?¿engañado? o ¿remplazado?
-¡Carajo!- dijo con enojó mientras daba un
manotazo al volante.
Siguió conduciendo a la misma velocidad, e
incluso llegó a pisar aun más el acelerador subiendo la rapidez en la que
conducía.
-Estúpido- emuló entre dientes al sentir como
sus ojos se cristalizaban.
Se removió en su asiento y al sentir como su
ojos se llenaban cada vez más de lágrimas cerró bruscamente los ojos para no
dejar escapar ninguna.
Por supuesto, el orgulloso e insensible T.O.P
no iba a llorar, pero los demás sí, ya que… ese, sí, ese había sido su peor
error.
¡PAAZZZZZ!
-¿T.O.P? ¡¡Responde!!-
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